dimecres, 24 de març del 2010

Una despedida muy literaria a Vidal-Beneyto



El pasado sábado 20 de marzo se congregó en Carcaixent un grupo de personas para despedir al familiar, al amigo, pero también al intelectual comprometido con la justicia y la libertad, al humanista con principios bien asentados de libertad, igualdad y fraternidad, como buen francófilo y demócrata, nacido en Carcaixent, pero con voluntad cosmopolita, políglota formado en varias universidades europeas y, por tanto, una de las personas con mayor visión europeista: don José Vidal Beneyto, quien interpuso un guión entre sus apellidos, para no perder el de su madre al firmar sus numerosas publicaciones en Francia y Alemania. El adiós a una de esas personas imprescindibles de las que hablaba Brecht.


Y como no podía ser de otro modo, el protagonismo en la última hora lo tuvo su recuerdo a través de los suyos, de las personas a las que amó, de sus hijos y de un artista amigo, Paco Ibáñez, quien comenzó su homenaje cantando las Coplas por la muerte de su padre, de Jorge Manrique, coreada entre dientes por muchos de los allí congregados.

Recuerde el alma dormida
avive el seso e despierte
contemplando
cómo se pasa la vida
cómo se viene la muerte
tan callando…

Después, el recuerdo emocionado de Jordi, uno de los hijos de Vidal-Beneyto, a su hermano Miguel, fallecido en 2008, y al que el propio Vidal-Beneyto escribió el obituario en el periódico que fundó y amó, El País. Jordi Vidal leyó a continuación uno de los poemas favoritos de su padre, la Elegía dedicada a Ramón Sigé por el poeta del pueblo, del que este año se cumple el centenario de su nacimiento:

Volverás a mi huerto y a mi higuera,
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores...

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

Y también dos de sus hijas leyeron poemas, uno de ellos inédito del propio Vidal-Beneyto, dejando bien patente su querencia por la poesía. Finalmente, de nuevo Paco Ibáñez nos recordó esta vez al espíritu siempre joven de Pepín -en su círculo de amistades-, rebelándose contra aquello que iba contra sus principios democráticos. Esta vez, los versos recitados eran los de Agustín Goytisolo:

Me lo decía mi abuelito,
me lo decía mi papá,
me lo dijeron muchas veces,
y lo olvidaba muchas más.

Una despedida llena de versos, de palabras rimadas y sentidas, al compañero del alma, presente entre quienes le aman y entre quienes tuvimos la fortuna de conocerlo aunque fuera de forma circunstancial.